Filosofía de la Universidad Experimental “Simón Rodríguez” (UNESR)

Filosofía de la Universidad Experimental
“Simón Rodríguez” (UNESR)

El problema que nos concierne en el marco de este trabajo está constituido en el objetivo de conocer pormenorizadamente los postulados que hicieron posible la creación de Universidad Experimental Simón Rodríguez y que desde hace más de tres décadas ha sabido administrar y sustentar un enfoque que ha logrado ir más allá del rol clásico de una casa de educación superior. Desde su nacimiento como proyecto fue concebida como una universidad que debía balancearse entre el compromiso de brindarle al país una opción de calidad y de real de superación, y la necesidad de explorar e instrumentar novedosas alternativas que le permitieran no sólo diferenciarse del resto sino que le garantizaran la posibilidad de amoldarse a un contexto que demandaba la adición de valores agregados en la manera de cómo las universidades cumplían con su cometido esencial: educar. Ante ese escenario, sus precursores midieron detenidamente las oportunidades que el sector les brindaba y hallaron especies de brechas que dieron luces a su planteamiento inicial. Y es justamente allí donde fue apostado su nicho filosófico.

Es por ello que en el diseño de su concepción se gestaron dos de sus más connotados principios: el “experimental” y el “andragógico”. Signando así con el primero su porvenir a la exploración y búsqueda sistemática de nuevos conceptos y esquemas científicos, organizativos y académicos que garantizaran no sólo su vigencia curricular en pro del aprendizaje sino de que en su estructura reposara la posibilidad de reinventarse a sí misma. Y con el segundo, fundamentar sus preceptos dirigidos a que la comunidad adulta fuese capaz de convertirse en ente auto-gestor de su propio proceso, proveyendo herramientas suficientes para que de acuerdo a las diversas capacidades y contextos quedara supeditada a la responsabilidad de sus respectivos receptores la carrera por el conocimiento.

De su ya dilatada trayectoria en el país, queda suficientemente demostrada su eficaz lucha por el saber. Capacitando a hombres y mujeres con expectativas en exponencial crecimiento, con necesidades cada vez más variables y que han sabido ir al ritmo de los nuevos tiempos.

Además de esto, y trasladándonos a un ámbito más amplio, se pretende bosquejar algunas de las circunstancia que menoscaban el fin último y porvenir de la educación superior en el país. Factores que aquejan y han resentido históricamente la misión inquebrantable de nuestras casas de estudio a lo largo de las últimas décadas.


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